Nos han preguntado infinidad de veces cuando invitamos a que recorran las seis salas del MUSEO VIRTUAL DE LA JARRA DE PINGÜINO:
¿Dónde queda? ¿Cuál es la dirección? ¿Está en capital?
Museo VIRTUAL estimados visitantes significa en todos los idiomas del mundo, desde la Torre de Babel en adelante que el museo está ahí en “la cartera de la dama y el bolsillo del caballero”, sí, ahí en tú celular, en tú tablet, en tú compu y además es gratis.
Cuando la pregunta ¿Dónde queda? La formula una persona de entre 60 y 109 años, uno tiene la amabilidad de explicar lo que significa virtual. Cuando la pregunta viene de una persona de menos de 30 años uno tiene ganas de no ser amable, porque ‘virtualidad’ es un término que nació con ellos. Sin embargo, uno es amable, porque la amabilidad no se le debe negar a nadie. La amabilidad debería ser la música que nos permitiera entendernos en la vida democrática. Hablar con precisión y también escuchar con atención hacen a que nos comprendamos.
Los ‘analógicos’ (y quien esto escribe, lo es, ya que tuve mi primera computadora a los 40 años), suelen disculparse y agregan “lo que pasa es que en mis tiempos, estas cosas no existían”. Los ‘virtuales’, o no te escuchan, porque mientras les hablás están mirando algo en TikTok o se tildaron con una de las infinitas cosas que suceden a cada instante y los más amables (que son la mayoría), “perdoná boludo no te estaba escuchando”.
A los ‘analógicos’ les diría, muy amablemente, que detesto cuando una persona mayor hace referencia a “sus tiempos”, estos también son tus tiempos; Hay un tiempo cuando tenés 20 años y un tiempo cuando tenés 90 años y ambos están para ser vividos y gozados y en ello va el adaptarse a los cambios y con paciencia, humildad, amabilidad y la sabiduría que deberías haber adquirido, ponerte a aprender lo que la realidad te presenta, que hoy es la virtualidad, de lo contrario, y te lo digo con amabilidad, no entendiste nada mi viejo.
A los ‘virtuales’, les diría que me acabo de comprar un iPhone 14 Pro en New York y que vuela más que un avión, pero cada tanto “boludo/a” no guardés el celu en “la cartera de la dama, el bolsillo del caballero”, métetelo en el orto por un rato y ándate con tu novio, novia, solo o sola, a mirar el mundo no por una pantalla, a escuchar el sonido de los pingüinos, no por Spotify, a meterte en la selva oscura y amenazante pero no de una serie de Netflix.
De cualquier manera, el MUSEO VIRTUAL DE LA JARRA DE PINGÜINO ya es una ‘realidad’, ahora queremos hacerlo físico, para que no se quede en ‘virtual’ y las jarras se puedan tocar y ver y se pueda beber de ellas excelentes vinos y que se pueda caminar en sus salas, tambien comprar en su tienda y comer en su restaurant. Y para ello señores bodegueros, empresarios, restaurateurs y funcionarios, necesitamos de un local para poder responder con amabilidad ¿Dónde queda? ¿Cuál es la dirección? ¿Está en Capital?
El Museo Virtual esta requiriendo una localización en la Realidad para unir ambos mundos. Estamos abiertos a propuestas.
2 thoughts on “Mundo Digital y Mundo Analógico”
Tengo una jarra pinguino en muy buenas condiciones, desearia donárselas
Hola! Felicitaciones por la colección! Te comento q yo soy Pablo de Villa Adelina y tengo 5 pingüinos